Una mochila para el universo, de Elsa Punset
Empecemos con una definición de felicidad, tal y como aparece en la RAE: estado del animo que se complace en la posesión de un bien. A mí, se me plantea una duda entonces: ¿cuál es ese bien? ¿Será el dinero, será algo material que no sabemos muy bien nombrar? ¿O será acaso un bien abstracto, una idea difusa sobre lo que nos hace felices y por lo que hay que luchar? En toda nuestra vida, se dice que, buscamos ante todo la felicidad, conseguir ese bienestar que nos lleva a una vida plena, a una vida completa, y acaba nuestro viaje buscándolo, pero nunca encontrándolo. Yo no pienso que la felicidad se encuentre fuera, más allá de nuestras fronteras, sino que la felicidad se encuentra en uno mismo. Y es que “Una mochila para el universo” no es sólo un libro, es una guía certera sobre los caminos que seguir para llegar, si no a una felicidad completa, sí al menos a una felicidad particular.
¿Qué hay de cierto en aquello de que los abrazos son una fuente de bienestar? ¿Es cierto que la gente vive más si se encuentra en pareja que viviendo una vida como soltero? ¿Qué debemos hacer a la hora de gestionar nuestras emociones? Y, al final, ¿qué pasos tenemos que seguir en nuestra vida para, como viajeros en este mundo que somos, ser quien queremos ser y no quien pretenden que seamos? Caminemos por las rutas que nos presenta Elsa Punset, y podremos responder a estas y otras muchas preguntas.
Si cerramos los ojos y pensamos en nuestra vida, sin duda nos podemos encontrar con muchas cosas: sueños, decisiones erróneas, elecciones acertadas, amigos, pareja, un trabajo más o menos satisfactorio. En definitiva, todos aquellos elementos que forman el día a día. Pero, ¿qué pasa si cuando pensamos en ello, nos damos cuenta de que no sabemos hacerle frente? ¿Es entonces cuando debemos preocuparnos? Ni mucho menos. “Una mochila para el universo” sin tener las pretensiones de un manual científico, nos ayuda en el camino para conseguir aquellas metas que nos ponemos, pero a las que no llegamos por miedo; nos propone un ligero viaje por el mundo de las emociones (positivas y negativas, aquí todas tienen cabida) para que seamos nosotros los que las controlemos y no al revés; nos muestra un breve diccionario sobre los gestos, las miradas, y los silencios, es decir, todo aquello que decimos sin palabras, pero que tan importante es; y al final, Elsa Punset nos propone las claves para construir nuestro día a día, no sin las preocupaciones (eso sería imposible y, además, una falacia en toda regla) sino que nos ayuda a convivir con ellas y sacarles un beneficio, un aprendizaje, un nuevo elemento por el que crecer.
En un terreno plagado de presuntos manuales para mejorar nuestra vida, es agradable encontrarse con un pequeño oasis detallado, bien escrito, con cabeza y verdadero sentimiento, como el que nos ofrece Elsa Punset. Porque no se trata de fórmulas mágicas. No creo que nadie que abra un libro de estas características espere encontrar, en su interior, una frase que le solucione todos los problemas de su vida. Somos seres humanos, pensamos, recapacitamos, y es entonces, cuando nos hemos dado cuenta de lo que hemos hecho, conseguimos construir una nueva vida, avanzar por los caminos tortuosos y llenos de trampas que a veces encontramos, y por último, sí, ser felices. Eso es “Una mochila para el universo”. Ser felices, ser nosotros mismos, avanzar, no retroceder, y seguir caminando con otra sensación, otro sentimiento, que, a lo mejor, no se llama exactamente felicidad, pero que se le parece mucho.
Y es que, ¿quién tiene derecho a decirnos qué es ser felices? ¿Acaso no debemos encontrar su significado nosotros mismos, y con nuestras propias palabras?