Una mujer de fin de siglo, de María Rosa Lojo
Hay libros que tienen un momento exacto para leerse. Este libro me pidió una segunda oportunidad y me brindo una experiencia diferente y nueva. No es una ficción completa ni tampoco una biografía, es un híbrido entre lo que fue y lo que podría haber pasado, mezclado con los resultados reales. Tal vez por ser tan único no pudo ser comprendido la primera vez que intenté leerlo y si fue un círculo completo cuando logré entenderlo en su totalidad.
Además de escritora y madre de familia, Eduarda se destacó por tener un ingrediente diferente a otras mujeres de su tiempo. El sólo hecho de la incertidumbre, presente en la vida de Eduarda, indicaba un diferenciador de las mujeres que preferían vivir en piloto automático. No fue rebelde sin sentido ni se fijo metas imposibles o abstractas. No renegó tampoco de su vida como esposa y madre, y cumplió con fidelidad cada uno de los roles, dando amor y esparciendo afecto. En efecto, buscó la escritura como espacio de reflexión y libertad, para demostrar su intelecto y talento.
María Rosa Lojo es una escritora con experiencia y que posee varios libros sobre espacios y personajes de la historia argentina. Sin perder la línea de investigación, su trabajo como escritora le permite explicar historias con mayor solvencia y poesía a la vez. Este libro, editado por Sudamericana, acerca al lector a una figura histórica pero también le ofrece una llegada a una obra más parecida a la novela y la ficción. El libro tiene diferentes voces (comienza con el relato de la misma Eduarda y pasa por la visión de su asistente y de su hijo al final).
Una mujer de fin de siglo brinda mucho más de lo que uno espera. Tal vez es porque es auténtico y accesible lo que hace que este libro haya llegado por segunda vez a mis manos y no pueda soltarlo. Los diálogos son fluidos y los personajes sinceros. El ejemplo de Eduarda es creíble y su actitud es osada aunque no irrespetuosa. Una mujer de calidad, comentada por otra mujer con talento.
Georgina Marrapodi
Qué lindo es cuando los libros nos demuestran que crecimos, que somos más “lectores” y que ahora sí, tras el paso de los años, lo imposible de leer se hizo posible; a mí me pasó con Saramago.