Una temporada de machetes, de Jean Hatzfeld
Ubicar a Ruanda en el mapa puede tomar más minutos que cualquier otro país. De territorio diminuto, pasa desapercibido dentro del planisferio. Este pequeño rincón del continente africano ganó fama mundial de la peor forma que un sitio quisiera hacerse conocido en la agenda de eventos mundiales: el genocidio. Una película de Hollywood-Hotel Rwanda-sumado a un grupo de artículos en distintos periódicos de relevancia a nivel global, despertaron el fantasma que había quedado oculto en Occidente durante la década de los ´90 cuando sucedió la matanza de los tutsis a manos de los hutus.
A partir de una tarea propiciada por una profesora de la facultad (buscar una non fiction novel escrita por un periodista) me empeciné en la búsqueda de un libro que hablara del genocidio de Ruanda, ya que mi noción era escasa más que lo aportado por un artículo leído el año anterior. Una temporada de machetes saltó en el buscador después de varios intentos fallidos.
Desde las sinopsis presentadas en las librerías que lo ofrecían, pude observar que ese era el libro del que quería hablar. La perspectiva mejoró aún más cuando su autor, el francés Jean Hatzfeld, es periodista y fue al lugar como corresponsal del periódico Libération.
Si hay algo que destaca por encima de la temática-no hay muchos libros escritos en relación a este tema y muchos menos en calidad de corresponsales-es que se analiza la situación desde el ángulo que parece impensado analizarlo: los asesinos son quienes dan testimonio al autor de los actos cometidos. Hatzfeld logró el permiso para ingresar a la cárcel donde están juzgados muchos de los cabecillas hutus que daban las indicaciones pertinentes para llevar a cabo la matanza.
Las fuentes están especificadas sobre el final del texto, con una pequeña biografía de cada uno de los asesinos. Hatzfeld se involucra en la introducción de cada capítulo para contextualizar al lector, dando el pantallazo necesario para comprender la situación. Después, las explicaciones vienen de quienes asesinaron con la herramienta de trabajo cotidiano: el machete. La fórmula de colocar testimonio por testimonio sin añadir narrativa del autor entre las citas, es la más acertada. ¿Qué se puede agregar a lo que explícitamente dicen quienes llevaron adelante el genocidio? Absolutamente nada. Hatzfeld deja que el lector absorba lo dicho por sus fuentes para que forme su opinión directamente con los argumentos presentados. Más claro, imposible.
Es un libro que debe ser leído. No sólo para reflexionar sobre el papel de Occidente. No sólo porque se trata de un tema del cual, en su momento, muy pocos se ocuparon. No sólo porque se trate de la matanza de toda una estirpe. No porque suceda en África, continente relegado por todo el mundo. Sino porque se trata de un genocidio, una de las peores prácticas de los hombres. Porque demuestra que el mundo no aprendió la lección con las matanzas masivas de Armenia, el Holocausto, de Camboya y la limpieza étnica en Kosovo. Porque, sobre toda las cosas, muestra de lo que es capaz el ser humano mientras el universo daba la espalda.
Rosario Arán
Tienes razón en todo lo dicho Rosario. Para Occidente, África sigue siendo la gran olvidada.
Tiene pinta de ser éste un buen libro de testimonios, aunque creo que tiene que ser demasiado duro no?
“El mundo no aprendió la lección con las matanzas masivas de Armenia, el Holocausto, de Camboya y la limpieza étnica en Kosovo”. Rosario, tienes toda la razon. El mundo no aprendio y nosotros tampoco aprendimos. Sólo porque suceda en un lugar lejano a nosotros, no significa que nos es ajeno. Definitivamente este libro está en mi lista para leer.
Gracias por sus comentarios.
La verdad que es un libro duro pero más que nada choca desde lo primitivo en que se llevan a cabo las matanzas. Es uno de mis favoritos.
Rosario, gracias por descubrirme este libro; después de leer Ébano de Kapuscinski, me quedé con ganas de leer algo como lo que me has descrito, acercarme de nuevo a África será un placer.
Lo anoto en mi lista de próximas lecturas.