Uno de los muertos, de Carlos Luria
Combinar humor con temas tan escabrosos como la muerte es complicado, pero cuando sale bien, es de justicia reconocer el buen trabajo de un escritor. Éste es el caso de la novela que hoy os presento, la primera obra de Carlos Luria, periodista barcelonés que trabaja actualmente como guionista del programa Buenafuente (laSexta).
En “Uno de los muertos” nos encontramos con Óscar Ripoll, periodista en paro, cuya único interés en su vida consiste en leerse la mastodóntica obra de Marcel Proust, “En busca del tiempo perdido”. Sus esperanzas de buscar trabajo crecen cuando es entrevistado como candidato a jefe de prensa de los laboratorios farmacéuticos Carbonell. Sin embargo, los problemas empiezan cuando el presidente de la compañía es asesinado, y un misterioso portafolios desaparece. A partir de aquí, Óscar pasa a ser uno de los sospechosos, pues fue una de las últimas personas que conversó con el difunto.
Con el agua al cuello, y perseguido por gente muy peligrosa, Óscar Ripoll se dará cuenta de que no tiene nada que perder, salvo su propio pellejo, por lo que hará todo lo posible para demostrar su inocencia, y ya de paso, averiguar qué misterio se cierne sobre el asesinato de Diego Carbonell.
“Uno de los muertos” es una novela fresca y amena, con unos diálogos inteligentes (se nota el oficio de guionista…), salpicados con pequeñas dosis de humor. Nuestro “héroe”, Óscar, protagoniza una gran historia, a caballo entre dos grandes ciudades, Madrid y Barcelona, antagónicas pero muy iguales cuando se sumerge uno en sus “bajos fondos”.
Quizá este último aspecto sea de los más llamativos de la novela. El autor nos recrea en el libro el Madrid más castizo, y la Barcelona más callejera. Radiografías de dos grandes ciudades, con sus lugares emblemáticos, sus buenos (y malos) ciudadanos y el olor de sus restaurantes. Si a esto le unimos la variedad en personajes (empresarios corruptos, periodistas en paro, policías muy colaboradores, prostitutas con mucha humanidad, economistas afeminados…), creo que el resultado de la lectura no puede ser nunca negativo.
Una vez terminado el libro, me vuelvo a dar cuenta que en cuestiones de novela negra, tendemos a buscar en lo extranjero lo que tenemos en nuestro país. Grandes aparte (Mankell, Vargas, Kerr), muchas de las medianías que recorren Europa vendiendo best-sellers, tienen un gran mercado en nuestro país. Sus libros ocupan gran parte en las librerías, dificultando que autores españoles como Carlos Luria, Domingo Villar o Jerónimo Tristante, por poner un ejemplo, se hagan un hueco en las estanterías de nuestras casas.
En resumen, buena y entretenida novela, con personajes variopintos y una historia interesante hasta el final.
LO MEJOR: Pasear en sus páginas por calles conocidas y lugares visitados de Madrid y Barcelona. También el amplio elenco de personajes que giran alrededor de Óscar.
LO PEOR: La historia de la mujer de Diego Carbonell tiene partes difíciles de creer.
César Malagón cesar@librosyliteratura.es
Cuanta razón tienes en como el márketing está sepultando a muy buenos representantes de la novela negra autoctóna. El hecho de que este género esté de moda solo responde al filón que han encontrado con los nórdicos y con la fácil distribución en grandes superficies que hacen inevitable que acompañen a los yogures, los dodotis y la pasta fresca; lo que rebaja el listón de calidad en pro de la cantidad de ventas.
Compraré y leeré “Uno de los muertos”, por lo que dices pinta muy bien.
A mi me pasa que esos libros que se venden como churros, nunca me los compro, despues muchos de ellos me los regalan y al final los leo, soy incapaz de tener un libro en la estanteria sin leerlo, me decanto a la hora de elegir por libros que busco yo de mil maneras, a veces me equivoco, pero me equivoco yo, y este libro por lo que cuentas parece interesante.
Un saludo
Interroban: Me alegro que tengamos la misma opinión sobre este asunto. Espero que no quedes defraudado con la lectura.
Pepebadajoz: En ocasiones, entre los best-sellers puedes encontrar cosas de calidad, aunque yo también soy reticente a casi todo lo que huele a superventas
Saludos y gracias a los dos