Marte. Un sueño poder pisar el planeta rojo alguna vez. Un sueño que no creo que vean mis ojos, porque si ocurre —y estoy segura de que ocurrirá—, probablemente no sea ahora ni dentro de poco.
Pero, mientras tanto… imaginemos algo. Los humanos llegamos a Marte. Algunos se quedan y hacen vida. Los futuros marcianos ya se cansan de estar a merced de la Tierra y declaran su independencia fundando la república de Marte. Un siglo después, un grupo de adolescentes marcianos es enviado a la Tierra para que las relaciones entre ambos planetas mejoren en diferentes aspectos, tanto sociopolíticos como económicos.
Sin embargo, en lugar de mejorar, las cosas empeoran. Y en medio de todo esto tenemos a nuestra protagonista: una bailarina marciana que tendrá que descubrir la verdad entre las mentiras de los dos planetas. Y de ella dependerá mucho, por no decir todo.
Interesante y sorprendente, ¿verdad? Pues esta es la premisa de la que parte Vagabundos, el libro que hoy os traigo. Una novela sumamente original escrita por Hao Jingfang, la primera mujer china en ganar un Premio Hugo.
Una escritora que nos ofrece una historia de ciencia ficción que pide a gritos una reflexión sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Y eso que este género no es en el que me encuentro más a gusto, pero una vocecita dentro de mi cabeza me dijo que esta novela valía la pena, que escondía algo más profundo que una simple historia de marcianos. Y, para qué engañaros, la vocecita llevaba toda la razón.
La novela está dividida en tres partes bien diferenciadas: libro I, libro II y libro III. Con un prólogo que nos deja entrever que las utopías no son eternas, y un epílogo que nos abre la puerta al verdadero mundo interior de Hao Jingfang.
Sí que es cierto —y debo decirlo porque así lo he sentido—, que la primera parte del libro, una introducción en toda regla, me ha resultado densa y compleja por la cantidad de detalles que nos muestra sobre un pasado que se respira en el ambiente y un presente que promete sueños para ambos planetas aunque la tensión se pueda cortar con un cuchillo. Si a esto le añadimos la falta de diálogos, entenderéis lo pesado que se me hizo el texto.
Pero, ¿sabéis qué? No desistí, ¡menos mal! Estaba segura de que la historia no me iba a defraudar, y no me confundí. La trama no tarda en arrancar haciendo que comprendamos muchas cosas, muchos sentimientos, consiguiendo que vibremos por dentro. Por lo que os aseguro que no podréis apartar los ojos de las páginas, que volarán delante de vuestras narices sin apenas daros cuenta.
Además, pensándolo fríamente ya después de leer la novela, creo que si no hubiera sido por todas esas descripciones y detalles del comienzo, seguramente me habría encontrado bastante desorientada en ese baile de capítulos, entre Marte, la Tierra y sus habitantes, que se va sucediendo a lo largo del libro.
Eso sí, tened claro que Vagabundos no es una historia de acción, ni de naves espaciales surcando los cielos, ni de alienígenas malvados.
Vagabundos es una novela que se mete con sigilo en nuestras mentes para hacernos reflexionar, para que le demos vueltas a la cabeza y nos planteemos lo que puede pasar en un futuro no tan lejano.
Es una nave: Marterra. Y todos los datos, guerras y acontecimientos de la historia de la humanidad que reúne esta nave en sí misma. Un lugar neutral donde terrícolas y marcianos pueden convivir en paz y armonía por un breve tiempo mientras dura el viaje. Un punto de inflexión.
Es Igor y es Luoying. Un joven director y una bailarina. Un terrícola y una marciana. Un hombre cansado de un planeta en el que no termina de encajar. Un hombre que ansía conocer el nuevo mundo, su paraíso soñado. Una chica que se siente parte de un experimento que mueve los hilos de su destino. Una marioneta vacía, sin voz ni voto, sin nadie en quien confiar, sin un verdadero hogar.
Es una historia de anhelo y tristeza, de recuerdos y promesas, con una gran ciudad hecha de cristal como escenario. Sin servidumbre, todos iguales, sin diferencias. Una utopía transparente, donde todo se ve, donde no hay secretos. Pero el cristal es frágil. El cristal se rompe.
Animaos a leer el libro y así experimentaréis ese viaje al futuro que yo he vivido a través de Igor y Luoying, con ese narrador en tercera persona que me ha acompañado como si de un guía se tratara. Un narrador que os permitirá soñar con una sociedad perfecta, pero que permanecerá a vuestro lado para evitar que os perdáis en vuestros sueños.