Antes me gustaba mucho el arte. Me encantaba ir a museos y perderme entre galerías y pasillos, pulular entre cuadros y quedarme embobada mirando cada rincón. Pensaba que si me quedaba observando fijamente una obra conseguiría desentrañar un poco el alma de su pintor. Creía que con cada pincelada, el autor estaba dando a entender algo al que mira el cuadro siendo la labor de este intentar descifrar qué es. Igual que con la escritura. Una palabra en un momento dado puede significar mucho más de lo que en un principio puede parecer. Es lo maravilloso del arte.
Este libro del que vengo a hablaros hoy tiene mucho de eso: de pintura, de escritura y de arte. Su autor, José Luis Tomás Porta, ha utilizado esos tres ingredientes y los ha mezclado de tal manera que el resultado ha sido Vendrá la muerte y tendrá tu rostro.
Ante mí tengo un thriller repleto de misterio y cargado, como digo, de arte. Todo empieza cuando Sara Romero aparece muerta. Siendo una reconocida pintora, el periodista Gonzalo (aunque a él lo no le gusta denominarse así), decide investigar esa muerte que en un principio se ha decretado como accidental. Él cree que esa muerte es de todo menos fortuita, así que decide investigar para hacer un reportaje que seguro que tiene muchos lectores. Nosotros acompañaremos a Gonzalo en su búsqueda de la verdad y descubriremos, a la vez que él, que los secretos están escondidos a muy poca profundidad. Basta con rascar un poco.
Hay muchas cosas que me han gustado de esta novela. Principalmente la forma en la que está escrita ha sido uno de los motivos por los cuales estoy hoy reseñándola. José Luis utiliza un lenguaje elaborado y muy estudiado, tirando de metáforas continuamente y de recursos lingüísticos. Se nota que ha trabajado muchísimo en la redacción de esta novela. No cuenta nada por contar y todos los párrafos están escritos con el mismo mimo. Eso hace que su lectura sea una gran experiencia.
La historia en sí también me ha gustado mucho: el autor sabe mantener el misterio durante todas las páginas, dándole al lector las pistas necesarias en los momentos adecuados. Eso hace que el que tiene el libro entre las manos necesite seguir leyendo hasta atar todos los cabos que en un principio parecían no tener siquiera relación.
Pero hay una cosa que me ha gustado especialmente de Vendrá la muerte y tendrá tu rostro y no se trata ni de la redacción ni de la historia. Ha sido el personaje de Sara. A Sara apenas la conocemos con vida. Solo estará con nosotros en un par de capítulos, después vendrá su muerte. Aun así es la gran protagonista de este libro. Aunque después ya no esté, la seguiremos viendo a través de sus cuadros. Gonzalo descubrirá su forma de ser y de pensar mediante aquellos, advirtiendo que era una chica muy complicada con un carácter difícil y misterioso. El autor irá desarrollando la personalidad de Sara a través de los cuadros que Gonzalo encontrará y también mediante los recuerdos de otros personajes. Digo que me ha gustado especialmente esto porque siempre es mucho más fácil darle vida a un personaje si es él mismo quien narra la historia o si está presente para darle alguna pista al lector. Pero cuando ese personaje no está es muy complicado hacer que tenga una personalidad arrolladora y que llegue de verdad a la persona que está leyendo el libro. Sara es un personaje atormentado con una mente complejísima. Y me ha gustado muchísimo poder conocerlo a través de las suposiciones que hace el periodista.
Si le tengo que poner una pega es que el principio del libro quizá se haga un poco más lento. En este tipo de historias en las que un asesinato es el hilo conductor de todo, me gusta que la acción empiece desde el principio y que las escenas se vayan sucediendo con buen ritmo. Sí es cierto que el autor se toma su tiempo para poner al lector en situación, cosa que por otra parte está muy bien, pero que puede dar la impresión de que la novela es más lenta de lo que es. Os aseguro que después coge ritmo y el lector se olvida muy pronto de ese comienzo más pausado. Y tengo que advertir a los amantes de las novelas rápidas en las que los diálogos son los principales protagonistas, que no desesperen y le den una oportunidad. Porque, como decía al principio, José Luis Tomás Porta se toma su tiempo para desarrollar cada escena y los diálogos no es que sean el recurso principal del autor. Yo prefiero siempre los libros en los que los diálogos son los que mandan, pero he de reconocer que la forma de escribir de José Luis me ha gustado mucho y he llegado a conectar muy bien con la historia. Como digo, su narrativa es muy buena y los lectores que estén buscando ese requisito disfrutarán mucho esta novela.
Al principio decía que antes me gustaba mirar los cuadros de los museos para intentar comprender un poco más a su pintor. Y ahora os digo que eso me pasa con los autores de los libros que voy leyendo. A través de sus palabras intento descubrir cómo es la persona que está detrás de la pluma. Me atrevería a decir que José Luis es una persona muy detallista y perfeccionista, al menos en lo que a su trabajo se refiere. O puede que sea todo lo contrario y yo sea un desastre intentado descubrir a las personas a través de sus obras. Sea como sea, lo que importa es que he disfrutado mucho leyendo esta novela. No sé si con estas palabras vosotros habréis descubierto algo más de mí… Quién sabe. Solo hay que saber leer entre líneas.
¡Hola, Ana! Gracias por la recomendación, no conocía el libro y tampoco al autor, así que tomo nota, me has picado la curiosidad.
¡Muchas gracias por tu comentario, Sandra! Me alegra que te haya gustado la reseña. Ya me cuentas qué te pareció el libro.