Reseña del libro “Vida de Barbara Loden”, de Nathalie Léger
¿Cuántas veces las mujeres han dejado de ser detrás de algo? Quizá porque estaban perdidas, y no sabían hacia dónde dirigir los pasos. O, simple y desgraciadamente, porque se sentían humilladas, poco respetadas. ¿Cuántas veces ha sucedido esto?
Reconozco que lo primero que me atrajo del libro fue la cubierta. Estas flores que se encuentran alrededor del rostro entre seguro y rabioso, de mirada penetrante, mezcla de huida y de descubrimiento. Este rostro que anhelaba ser, quizá, el antes de una narración que todavía no sé cómo cualificar, pero que me ha impactado por aquello que explica, pero, sobre todo, por como lo explica, y porque, en el fondo, no me ha dejado indiferente.
Nathalie Léger, en Vida de Barbara Loden (Sexto Piso, 2022), hace aquello que siempre me ha gustado tanto. Intercala su posición, su poca objetividad enfrente de unos hechos, en este caso, la vida de Barbada Loden, cineasta y directora y actriz, con la de Wanda, a quién Loden dota de vida en la única filmación dirigida e interpretada por ella misma. A partir de este momento, el vacío. El de las tres.
Un vacío que Léger ha intentado rellenar de manera objetiva con fuentes documentales pero que no ha completado por la falta de información sobre la figura de Loden, así que ha tenido que recurrir, de manera veraz, a la imaginación para rellenar, o dejar vacías, las lagunas de Barbara Loden. Hasta que no la ha colocado en la misma posición y, como mujer, ha hecho el ejercicio de intentar comprenderla a través de Wanda. Aquella Wanda que es mujer, personaje y la misma Loden. Aquella con quién la cineasta se mide y se reconoce, porque todo lo que era ella se hallaba en esa mujer que fue condenada a prisión por haber sido cómplice de robo.
¿Qué es, se pregunta Léger al inicio de la narración, aquello que hace desear a una persona ser prisionera, verse encerrada? Seguramente, aquel sentimiento tan característico de no saber quién eres en un mundo que no se ofrece para que puedas responder a eso. O, quizá, lo que decía al principio, de no entenderse, porque no te dejan, siendo mujer, si no es con la figura de un hombre al lado. Y es que este libro también va de eso, de ser sin él, sin esa presencia masculina a tu vera.
Hay tristeza y soledad, en estas líneas y frases llenas de misterio. Hay la voluntad de llegar a un lugar, a una mirada, de dar la mano a unas mujeres que ya no están, pero a las cuales, a través de las palabras, del tejer de las letras, se las puede revivir para dotarlas de aquello que la vida les sonsacó.
Describir, narrar unas mujeres a partir de una mirada femenina, aquello que tantas veces se reclama pero que aún cuesta de entender. En Vida de Barbara Loden Nathalie Léger escribe un relato en una primera persona que es a la vez tres, y hace un canto, les da voz para que canten, a ellas dos y a ella misma, para recobrar la voz, y las palabras. Y el sentido.