Desde el principio advierte Plutarco de que no es su propósito escribir historias, sino vidas Y las hazañas más gloriosas no siempre revelan la virtud o el vicio. A veces un detalle menor, una palabra o una broma proporcionan más información sobre el carácter que las batallas con millares de muertos, las grandes expediciones, o los asedios de ciudades. Esa declaración de intenciones del autor está presente en toda la obra y convierte a esta Vidas de Alejandro y César en una experiencia francamente entretenida. Hay hoy día suficiente producción historiográfica como para considerar esta obra, desde el punto de vista académico, una fuente (con todo lo de trascendente que eso tiene), pero no una obra definitiva. Aunque sólo sea por su reducida extensión. Pero permítanme que dude que en todos esos ríos de tinta que han hecho correr estos dos personajes fundamentales en la historia de la humanidad haya un texto más ameno que éste. Puede que uno cierre el libro sin la sensación de saber todo lo que necesita saber sobre ellos, pero sin embargo las cierra con la convicción de conocerlos.
La lectura conjunta de ambas biografías es acertadísima, no sólo por los paralelismos más o menos evidentes entre ambos sino por la motivación de ambos, ese ansia de emulación (de los héroes griegos en un caso, del propio Alejandro en el otro) que es el motor de su inabarcable ambición.
Son ambos personajes difíciles, a menudo contradictorios, tan crueles como magnánimos, tan insobornables como generosos. Por eso el empeño de Plutarco de contar sus vidas más que sus obras, ese intento de mostrar al público a las personas que había detrás de los grandes hombres, resulta tan acertado. Sus complejidades y las de su entorno convierten este relato en un texto interesantísimo, lo que unido a la brillantez narrativa del autor nos regala un resultado final tan emocionante como trepidante. Quien quiera leer Vidas de Alejandro y César como testimonio biográfico encontrará motivos más que sobrados para disfrutar de la lectura, pero a quien lo que le interese sea el retrato de sus respectivas sociedades, las intrigas políticas y palaciegas, los usos y costumbres de los contemporáneos de los grandes personajes, encontrarán un texto impagable. Pero a quienes simplemente quieran pasar un buen rato, leerlo como un relato de aventuras, les garantizo la diversión.
La fluidez y la modernidad del texto resultan sorprendentes, la capacidad de Plutarco de contar tanto en tan poco, también. Son muchos y muy variados los motivos que pueden llevar a acercarse a Vidas de Alejandro y César, sean cuales fueren les aseguro que no podrán cerrarlo sin agradecimiento.
Andrés Barrero
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