Vivir es fácil con los ojos cerrados: Cuaderno de rodaje y guión, de David Trueba
En la pasada edición de los Goya, el escritor y director de cine David Trueba se proclamó el ganador de la velada al ver como su película, Vivir es fácil con los ojos cerrados, conseguía seis estatuillas. Yo no soy muy fan del cine español, pero este año, las dos grandes favoritas (Las brujas de Zugarramurdi y La gran familia Española) las había visto, y tenía interés por saber cuál de ellas ganaba más premios.
Sin embargo, me sorprendió ver como la película de Trueba se llevaba media docena de galardones, cinco de ellos de máxima importancia (Mejor película, director, actor, actriz revelación y guión original). Su paso por las salas de cine no había sido muy fructífero, pero el empujón de la noche de los Goya animó a muchos telespectadores, entre los que me incluyo, a descubrir la última historia de madrileño, artista al que admiro en su faceta literaria, pero totalmente desconocido para mí en su faceta audiovisual.
¿Y qué me encontré en el cine? La historia de un profesor español de inglés que en 1966 viaja a Almería en busca de John Lennon. Una de las mejores películas de los últimos años, basada en su sencillez y en tres pequeños personajes que agigantan y engrandecen la profesión de actor. Por eso no dudé en cogerme esta pequeña joya editada por Malpaso, dispuesto a conocer todos los entresijos de la obra.
Este cuaderno de rodaje es un pequeño diario del autor; en él se confiesa y muestra a los lectores sus miedos, dudas e inquietudes desde la pequeña chispa que encendió la maquinaria de la película hasta el fin de la misma.
Desde el principio, David Trueba destaca por su honestidad y humildad, dos cualidades imprescindibles para hacer funcionar un buen equipo, ya sea en el cine o en cualquier aspecto de la vida. Quizá alguno piense que quitarse méritos en los éxitos sea falsa modestia, pero analizando las reflexiones del autor, no puedo más que pensar en que todo lo dicho es cierto.
Trueba no para de agradecer a su producción, a su fotografía, a su compositor y a todo el mundo la suerte que para él supone trabajar con ellos. Y puestos a agradecer, sus palabras más sinceras recaen en los actores, sobre todo en un Javier Cámara superlativo, y en una joven Natalia de Molina, cuya apuesta arriesgada no le ha podido salir mejor.
Pese a no ser una lectura habitual para mí, leer estas páginas me han dado una satisfacción que hacía tiempo no experimentaba. Porque leer Vivir es fácil con los ojos cerrados es todo un regalo; es descubrir que todo lo que por fuera parece bonito, por dentro lo es muchísimo más. Es descubrir como la magia del cine tiene su gracia vista desde una sala de cine, pero que por dentro es cien veces mejor. Y es, por último, descubrir como una persona que ya por fuera fascina, gana más en las distancias cortas.
Y es que las reflexiones de David Trueba en el cuaderno de rodaje de Vivir es fácil con los ojos cerrados no enseñan una cosa sencilla pero que pocas veces conseguimos; si te rodeas de buena gente, las cosas siempre suelen salir bien. Así que si vieron la película, háganse con este tesoro literario. Disfruten de lo que Trueba les cuenta, y como postre, regálense la lectura de este guión. De lo bueno uno nunca se cansa.
@malagonc cesar@librosyliteratura.es