Vuelven, de Jason Mott
La premisa, como en ese principio que augura la mejor de las intenciones, de Vuelven nos hace reflexionar sobre cuestiones que se han planteado a lo largo y ancho del mundo, por varias generaciones. ¿Qué harías si alguien a quien perdiste volviera? Puede sonar a cuento de terror zombie, o incluso a la ciencia ficción más clásica que ha vertido ríos de tinta sobre este tipo de cuestiones. Si esto es así, si parece que todos nosotros hemos leído y releído más de una historia semejante, ¿qué es lo que hace diferente esta historia? Cuando alguien me pregunta algo semejante a mí – con la paradoja que existe que sea yo el que lo pregunta ahora – me quedo pensando y reflexionando sobre toda la historia de la literatura y sobre obras similares que hayan tocado el mismo tema. Y casi siempre me quedo en silencio y no sé dar una respuesta concreta porque ni yo soy un doctor en la materia ni lo pretendo. Sólo quiero entretenerme, divertirme, y que mis reflexiones se amplíen como si fueran una goma elástica. Pero en esta ocasión, rara por su frecuencia aunque no por las vueltas que le doy a veces a la cabeza, resulta que tengo claro cuál es la diferencia entre esta y otras novelas que hablan de regresados (por utilizar el término del mismo libro) y sus consecuencias en la vida común y corriente de la gente que vemos amanecer y anochecer cada día. No es sinónimo de ser mejor o peor, ni siquiera me atrevería a comparar ciertas novelas con esta, por el simple hecho de creer que la literatura es algo único, y que cada libro tiene vida propia, pero mi análisis vendrá a continuación. No os asustéis, no será demasiado profundo, simplemente irá caminando paso a paso sobre cuestiones que uno se plantea y que, al cerrar un libro, se convierten en indispensables.
Harold y Lucille perdieron a Jacob hace mucho tiempo cuando se ahogó en el río. Pero la vida les da una segunda oportunidad – y no sólo a ellos – cuando vuelve a aparecer con sus ocho años, abrazando a su padre, mientras el Gobierno intenta entender qué es lo que ha podido suceder para que los muertos aparezcan y quieran vivir una segunda existencia.
La gran capacidad de Jason Mott en esta novela no está en tratar un tema como éste. Lo he dicho al principio, el tema de resucitar ha sido utilizado por muchas otras novelas con mayor o menor acierto. Lo importante de Vuelven es esa pátina de seriedad que da el autor en cómo cambia la vida de alguien cuando puede recuperar esa parcela de su vida que creía ya desaparecida para siempre. Yo, que nunca he creído demasiado en las segundas oportunidades, veo reflejada en esta novela una especie de “estudio” sobre las creencias – sean estas religiosas o de cualquier tipo -, la dicotomía entre creer o ser un descreído para los restos, una fábula tremenda sobre la familia y sus consecuencias – ninguna familia es perfecta, pero ahí es donde reside, por raro que resulta, su perfección -, la crítica a un Gobierno que no sabe cómo sobrellevar las situaciones que ellos consideran de “riesgo” y en un foco mucho más amplio, la intolerancia hacia lo desconocido, lo extraño, lo diferente. Puede que sólo por eso, en ese ritmo pausado que planea sobre toda la novela, haya sido interesante este viaje por una localidad, Arcadia, que ya no se olvida y que mantiene al lector en una especie de duermevela mientras va uniendo las piezas que llevan a un final que, sin ser el que me esperaba, resulta redondo para lo que se nos quiere contar.
No hay que olvidar, además, que Vuelven tiene adaptación en serie, y si bien los primeros capítulos tienen poco que ver con el libro, debo decir que este último supera con creces un argumento que podría haber sido sacado de una novela mucho mayor. Qué rabia da cuando uno cree que una novela va a durar más, que necesita más información, y qué raro es que por otro lado uno guste de pensar en lo que podría haber pasado, en el por qué de esas situaciones que se nos traducen en palabras. Jason Mott ha construido una historia tranquila en la que, a pesar de la acción del final, su ritmo lento no desaprovecha los instantes de tensión de los protagonistas. A la pregunta de qué haría yo en estas circunstancias, sería imposible responder como debiera. Todo lo que diga no podrá abarcar lo que en verdad pienso. Puede que por eso, en este lugar de reposo que es el libro que traigo hoy, haya podido entender ideas, pensamientos, reflexiones de personajes con los que, en otras situaciones, no hubiera congeniado. Sólo por eso, por abrirme las miras, ya merece regalarle unas cuantas palabras.