Si en su momento Batman y Superman ya tuvieron (y siguen teniendo) su Tierra Uno ahora es el turno de la mujer maravilla. Pero… ¿qué es Tierra Uno? Ni más ni menos que un reboot, de esos que tanto se llevan ahora en el cine; un volver a contar los orígenes de los personajes de DC en un contexto más actual (con Internet, móviles, Facebook, sin la Segunda Guerra Mundial…), readaptado conservando su legado, y, en ocasiones alterando algunos detalles.
También es una forma de captar nuevos lectores y hacer caja, sobre todo en estos días en los que la trinidad deceíta ha sido, o será llevada a la gran pantalla (sin ir más lejos la propia WW tendrá película en 2017).
Otra pregunta que creo que hay que hacerse así, sin más ni más, es: ¿hace falta saber el origen de un superhéroe para poder leer sus historias? ¿Se puede entender una pelea entre Batman y el Joker sin saber que los padres del primero murieron, blablablá…? ¿O que Superman es un alienígena de Krypton? (¿Hay alguien que no lo sepa?) Particularmente pienso que se puede, aunque mi opinión es subjetiva porque para eso es mía, y tal vez ya tenga tan asimilados ciertos orígenes que una vuelta a ellos me puede parecer superfluo. Pero, lo cierto es que vuelvo a ellos. Y vuelvo porque siempre hay detalles que el guionista añade ingeniosamente o no. Guiños para los que conocen la historia de siempre y elementos para los neófitos, que hacen que leas esos orígenes con ganas de ser sorprendido, de encontrar las diferencias y también de divertirte con un nuevo enfoque.
En el caso de Wonder Woman Tierra Uno pasa tres cuartos de lo mismo. El nacimiento de la amazona va a ser siempre polémico porque siempre hay variaciones en cuanto a que si es o no producto de la arcilla hecha vida, si es el resultado del salvaje fornicio entre Zeús e Hipólita o si es el que aquí se cuenta y que no desvelaré.
Sea como sea, y entrando ya en el cómic en cuestión, vamos a encontrarnos con una buena historia. Isla Paraíso, hogar exclusivo de mujeres que odian a muerte a los hombres, en el que el lesbianismo impera y el bondage es práctica normal también. Lugar en el que en 3000 años las mujeres han avanzado tecnológicamente muchísimo más que en el resto del mundo, el llamado “mundo de los hombres” y en el que todo es armonía y paz, pero también en el que nuestra chica se aburre y siente que hay algo más ahí afuera, como la verdad de Mulder y Scully.
Y he aquí que un día se encuentra en la playa con un hombre. ¿¡Un hombre!? ¿Estás segura, Diana? Anda, mira a ver, que en estos temas estás un poco pez y estando como estás acostumbrada a tetas y otras cosas, mejor te aseguras y tocas la mandanga. Pues sí, WW lo comprueba poniendo su mano en el paquete del soldado negro. Eso es comprobar las cosas y lo demás tonterías.
En fin. Si la noticia de que un hombre ha pisado Isla Paraíso llega a oídos de Hipólita, será hombre muerto, así que a ayudarle se ha dicho.
Será así como la amazona descubre el mundo exterior, en el que las mujeres no son las que cortan el bacalao y en donde el machismo se ve cada dos por tres. Pasar de una dictadura, de mujeres pero dictadura, a otra de hombres es un duro revés para nuestra chica, feminista de armas tomar y vestida de corto.
La historia se desarrolla mediante flashbacks durante un juicio con el lazo de la verdad de por medio y se aleja del típico guión de superhéroe contra (super)villano, mezcla elementos mitológicos (mola mucho, pero mucho, Medusa), fantasía y ciencia ficción y los incorpora al mundo “real”, por decirlo de alguna forma.
Y el dibujo… ¡impresionante! Desde las primeras páginas, con un desconocido Hércules en plan cabronazo maltratador, hasta… bueno, hasta el final, porque Yanick Paquette ha hecho un trabajo soberbio, algo sexual en algún momento, (no, qué digo, en realidad muy muy sexual en algunos momentos), pero de quitarse el sombrero, y en el que me ha parecido ver, sobre todo en la isla, a una Diana jovencísima, a una chiquilla bien formada pero chiquilla al fin y al cabo, tal vez reflejo de su juventud e inexperiencia sobre muchos asuntos.
En resumidas cuentas, por mucho que conozcamos los comienzos de los superhéroes, Wonder Woman Tierra Uno debe leerse, no sólo porque tanto dibujo como trama sean buenos, sino porque no deja de ser otra versión más a tener en cuenta y porque es una lectura más compleja que el simple reboot de un origen: es un no a la guerra de sexos.
Y sobre todo, es otro origen más a añadir a la lista de orígenes, revisiones, crossovers y universos paralelos que poder meter en conversaciones frikis, de esas que tenéis todos los días, cosa para nada baladí (nadie esperaba esta palabra a estas alturas de reseña) a la hora de hacer relacionarse en los cócteles de sociedad.