Yeruldelgger, muertos en la estepa, de Ian Manook

yeruldelgger_muertos_en_la_estepaNunca hay suficientes policías desquiciados. He leído un buen montón de novelas de género negro y nunca está de más otro policía totalmente perturbado. La verdad es que son mis preferidos. Me aburro bastante con los buenos policías; los que son un ejemplo para el cuerpo, los que cumplen las reglas, los de cuerpos esculturales, las guapas y listas, los que van en parejas, los buenos mossos, los guardias civiles, los policías nacionales; las juezas, los periodistas, las amas de casa, los publicistas, abogados y toda esa clase de investigadores accidentales. Son todos iguales. Aburridos.

Adoro el Pulp. La acción pura, romper las reglas, disparar antes de preguntar. Detectives alcoholizados y tristes y valientes y un poco románticos. A su manera. Gente que pierde los papeles. Muchas veces. Detectives privados con pasados dolorosos. Policías a los que les quitan las placas por insubordinados.

Yeruldelgger no es nada de lo primero y casi todo de lo segundo. Ian Manook –que en realidad se llama Patrick Manoukian y, además de ser francés, es editor, periodista, guionista de comics, escritor de libros juveniles e infantiles y sobre todo conocido por sus reportajes de viajes- se ha sacado de algún rincón de su cabeza a este comisario mongol de nombre impronunciable, carácter explosivo y métodos expeditivos para satisfacer a los que le pedimos a la novela negra un punto algo más incómodo y duro de lo que habitualmente se encuentra en las mesas de novedades.

Y sí, he dicho mongol.

Porque Yeruldelgger, muertos en la estepa está ambientado en Mongolia, concretamente en su capital, Ulán Bator, y alrededores. Incluida la inmensa y solitaria y peligrosa estepa. Y Yeruldelgger, en efecto, es el complicadísimo nombre de nuestro insólito comisario.

Todo empieza cuando una familia nómada encuentra el cuerpo de una niña pequeña enterrado junto a su triciclo en medio de la nada, de la infinita estepa. El comisario Yeruldelgger se desplazará desde la capital hasta la pequeña Yurta de la familia –cinco horas de calor e interminables baches por el desierto- para hacerse cargo del cuerpo y buscar cualquier pista que sirva para resolver el dramático hallazgo. Solo unas horas antes, el comisario estaba ante tres cadáveres mutilados de tres ciudadanos chinos a los que han asesinado brutalmente en una fábrica de la capital. No hay descanso en la ajetreada Ulán Bator.

Con estos dos casos arranca la historia de Yeruldelgger, un tipo duro que no escucha a nadie y que tiene una piedra por corazón. Manook abre la novela con fuerza, con pasajes de esos que se te van gravando en la retina y prácticamente no afloja hasta el final. Una novela ambientada en Mongolia es algo exótico, no nos engañemos, de esas novelas que se salen de lo habitual, como lo fueron las nórdicas, las chinas o las indias en el pasado. Manook nos trae toda la cultura mongola; sus tradiciones, sus rutinas, sus hábitos, su sociedad, sus males, sus puntos débiles, todo, y es absolutamente fascinante descubrirlo con la intensidad con la que Manook lo cuenta.  Como toda buena novela negra, Yeruldelgger, muertos en la estepa ofrece múltiples lecturas, a cada cual más dura. Una de las que más me ha interesado es cómo Manook expone al lector las condiciones  del país frente al desembarco –invasión, irrupción o ataque, según a quién preguntes- de los chinos en Mongolia. Los asiáticos se han hecho con multitud de fábricas mineras, explotando las riquezas del país, de la que ellos sacan beneficio, han abierto negocios por toda la capital, están presentes en las altas esferas de la política mongola, en los círculos financieros, en la policía.

Manook enfrenta estas dos sociedades parasitarias, de mutuo beneficio exclusivo, frente a un país dejado de la mano de sus dirigentes, empobrecido y exprimido hasta la extenuación por los políticos y los empresarios sin escrúpulos. Un país que olvida sus creencias y sus ritos. Un país que, según algunos, está en manos de los intocables y corruptos chinos.

Pero esa es solo una de las múltiples lecturas que ofrece Manook en esta historia, hay muchas más; sobre la perdida y el dolor, sobre el racismo, sobre el amor, la ética, la amistad, una tras otra se solapan en una trama sin descanso que nos lleva por todo Ulán Bator, desde sus alcantarillas hasta sus parajes escondidos más fastuosos e increíbles, desde edificios sucios, arruinados y peligrosos hasta mansiones imposibles con todos los lujos imaginables. Mongolia excesiva y calurosa, arruinada y peligrosa, Mongolia en todo su esplendor.

Pero no nos engañemos, Manook nos quiere contar la historia de Yeruldelgger. La historia de un comisario que iba camino de ser el jefe de policía y que ha acabado siendo un solitario y malhumorado policía, prácticamente sin amigos y sumido en un letargo sin fin con brotes de violencia incontrolada. Manook nos cuenta el porqué de ese descenso al infierno del comisario a través de estos casos y de una sociedad prácticamente desconocida para nosotros, lo envuelve todo en un thriller negrísimo –no apto para todos los estómagos- y nos ofrece una novela diferente en todos los sentidos. Y cuando digo diferente me refiero no solo al paisaje y la ambientación, que lo son, sino también al desarrollo en sí de la trama, a los personajes, todos bastante extremos y peculiares, a la resolución de las tramas, a la historia en sí. Manook mezcla el género negro con pinceladas de otros géneros aquí y allá, lo enriquece, lo transforma, le da su tono.

Yeruldelgger, muertos en la estepa, no es solo la historia de un comisario caído en desgracia, es también todos y cada uno de los que están a su alrededor;  los que lo sufren, lo admiran o lo odian; es la historia de un país, de una cultura enclavada en el pasado; es un tapiz de vidas entrelazadas, mezcladas, cortadas, borradas; es una historia de las muchas que habitan en un país gigantesco, polvoriento, olvidado y del que muy poco sabemos.

7 comentarios en «Yeruldelgger, muertos en la estepa, de Ian Manook»

  1. Es siempre una felicidad indecible para un autor descubrir que un lector comprendió todo lo que quiso poner en su novela. Gracias a Aramys Romero para esta bella lectura de Yeruldelgger, muertos en el estepa.

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  2. Hola Ian! Muchas gracias por pasarte por aquí y por tus palabras, el placer ha sido mío al leerte y descubrirme un país como Mongolia y darme un personaje como Yeruldelgger, me lo he pasado bomba y espero ansioso la siguiente novela.

    Abrazo!

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  3. Pues he comprado este libro movido por ciertas reseñas en el país y otros, pero el libro me parece malo,muy malo.palizas imposibles de donde los buenos salen bien parados, personajes falsos ,como El Niño de las cloacas, situaciones de Hollywood que nadie cree…es una novela negra muy mal construida, le sobran páginas y por lo único que está ahí es por salirse e Europa y enmarcarse en Mongolia. Esta nueva moda que tiene no,brea no augura nada bueno. Una lastima.

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    • Completamente de acuerdo, no entiendo las buenas críticas de esta novela. Me está costando dios y ayuda llegar al final. Una novela tediosa, excesivamente extensa y de escritura simplona, no le llega ni al tobillo de otras obras de autores mucho más interesantes: Alexis Ravelo, Lemaitre, Zanón, Marcelo Luján o Jordi Ledesma, por solo citar a algunos. Por supuesto no repetiré con la segunda entrega de policía mongol.

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  4. ¡Alucino con la reseña! Aramys, con todo el respeto, me cuesta creer que te hayas leído la novela y eso sea todo lo que tienes que opinar. Me considero un lector voraz y fácil de complacer y en mi opinión el libro es lo peor que he leído nunca. ¡Y lo malo es que lo he leído por reseñas engañosas como esta! Lo único estimable es su exótica ubicación. Punto. La trama y los personajes son absurdos, actúan de forma ridícula o se comportan como auténticos cretinos. Odio tener que hacer spoilers, pero ya que hasta el autor ha escrito en los comentarios, voy a lanzar solo una pregunta: ¿de verdad alguien se cree que un personaje sea capaz de infiltrarse en un grupo de moteros mongoles nazis con ganas de orgía descontrolada, sin armas y sin avisar a sus compañeros, sea violada por todos ellos y por todos sus agujeros recibiendo una paliza brutal y una tortura completamente innecesaria y, cinco minutos más tarde, inconsciente y medio muerta, todavía sea capaz de realizar chistes e, incluso, ponerse juguetona con el chico que ha acudido a salvarla? !!!!!! Pues esa es una de las tantas situaciones absurdas de esta “magnifica” novela.

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