Yo misma, supongo, de Natalia Carrero

Yo misma, supongoSi les describiese Yo misma, supongo dejando de lado mis sensaciones probablemente pensarían que es un libro original y refrescante, concretamente y por decirlo desde un lugar común pensarían en uno de esos acontecimientos que se comparan con abrir las ventanas para que entre aire freso. Sin embargo eso de dejar mis sensaciones a un lado no sólo se me da fatal sino que en este caso concreto sería una traición colosal al libro, la autora y la editorial, así que les amenazo con una reseña muy personal. Otra. Pero si alguna vez estuvo indicado, créanme, es ahora.
Yo misma, supongo no es sólo un libro, es la obra fundacional de :Rata_, que no es sólo una editorial, es una editorial militante en la honestidad y la literatura necesaria, una editorial con manifiesto que es en sí mismo una pieza literaria más recomendable que la mitad del mercado. Dicho lo cual entenderán que los chicos de :Rata_ no son muy de abrir las ventanas para que entre la brisa sino que prefieren demoler las paredes para que entre el viento libre, fuerte, huracanado incluso. Para que lo ponga todo patas arriba y entonces sí, leer para encontrarle el sentido a ese desorden que en realidad somos nosotros mismos. Si después de esto se siguen preguntando de qué va esta obra de Natalia Carrero, perdónenme, pero no creo que lo pueda aclarar mucho y me temo, además, que no voy a ser mucho más concreto. Porque si todos los libros son el que el lector lee este muy en particular es el que el lector siente y no me siento capaz de encasillarlo con esquemas preconcebidos y demás corsés que, por otro lado, le sentarían fatal.
Natalia Carrero probablemente escribió este libro por necesidad, la necesidad de escribirlo, claro, pero también la de Valentina Cruz, la protagonista, de expresarse. Y es que Valentina Cruz no es Natalia Carrero, o sí, porque aunque sus vivencias sean diferentes en las páginas de Yo misma, supongo está su autora y lo está desnuda, sincera, desgarrada. Y yo. Y usted. Porque aunque la historia de Valentina, una historia original pero tampoco inaudita, no sea la de Natalia, la suya ni la mía, la forma de contarla sí que lo es. No sé si les aclarará algo pero repito que para mí el principal rasgo diferenciador de esta novela es su sinceridad.
La edición es muy cuidada, no sólo el texto está muy trabajado (o lo parece) sino que las ilustraciones y demás rarezas transmiten una sensación de libertad creadora que causa tanta admiración como lector cuanta envidia como autor.
Este libro es una vida, la de Valentina Cruz, en diferentes etapas que tienen en común dos cosas, su necesidad de escribir y la aparente contradicción, por no decir choque de trenes, entre su vida interior, llena de letras, y la otra, llena de cuestiones prácticas que atender, empezando por la propia familia (padre, marido). Y diría más, pero la editora, Iolanda Batallé, lo dice al final del libro mucho mejor de lo que yo podría hacerlo: “Tu voz cura”, le dice. Y es verdad. “El dolor de no escribir”, le dice, y uno lo siente con ella. “La internacional de los seres perdidos”, le dice, y uno fantasea con pedir el pasaporte, salvoconducto o lo que sea que le haga emparentarse con este universo de :Ratas_ hasta que se da cuenta de que lo tiene entre las manos, incluso se encuentra reseñándolo en este momento.
:Natalia_, :Valentina, :Iolanda_, :Usted_ y :Yo_ mismo, también supongo, estamos de enhorabuena. Este libro redefine la relación de los lectores con su universo literario, la sinceridad es hermosa cuando se combina con el talento y es el caso. A Valentina Cruz se la interioriza, se instala dentro de uno y se trae consigo sus contradicciones y, ojalá, su fuerza. Las unas porque también son las nuestras y la otra porque nunca se lee en balde y en casos como este menos que nunca. Me doy a mi mismo la bienvenida al universo :Rata_ y espero que me acompañen en la aventura.

Andrés Barrero
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@abarreror

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