Yo también puedo escribir una jodida historia de amor, de Carlos Salem
Así como norma general diría que Carlos Salem es perfectamente capaz de escribir cualquier cosa que requiera talento para escribir. Porque tiene de sobra. Es bien cierto que las probabilidades de que el resultado tenga un cierto toque transgresor o incluso gamberro son altas, pero forma parte de su encanto. Que también de sobra. Y dada por establecida mi posición al respecto del magnífico título de esta obra, Yo también puedo escribir una jodida historia de amor, e intrigado en todo caso ante la posibilidad de que alguien lo dudase, proclamo no sólo que Carlos Salem es efectivamente capaz de escribir una historia de amor, sino que efectivamente lo hace (que no sería de extrañar que precisamente bajo ese título no se escondiera ninguna), incluso escribe varias, aunque el ejemplo no sea precisamente el relato que presta su título al libro.
Porque Yo también puedo escribir una jodida historia de amor es un libro de cuentos, un magnífico libro de cuentos que reúne todas las virtudes de un género que de por sí es un catálogo de virtudes. Y a todas ellas honra Carlos Salem. Con este libro tiene garantizada la diversión, la emoción, la sorpresa, el vértigo y el disfrute. Y si no conoce al autor es doblemente recomendable porque es un autor diferente, y si lo descubre y conecta con él se convertirá sin remedio en autor de cabecera.
Cambié de canales buscando dibujos animados pero sólo me encontré con la cara de Rajoy en todas partes. O la de Zapatero, o la de Bush. Prefiero a las Supernenas, que son igual, de cursis pero al menos vuelan.
El párrafo que antecede, incluido a modo ilustrativo del estilo del autor para quien no lo conozca, pertenece a un cuento con otro título en los que uno se detiene antes de comenzar la lectura, El pedo más bello del mundo, y seguro que más de uno se pregunta sí no tanto el pedo sino un relato sobre él puede ser bello, y sí, claro que puede. Como dije, Carlos Salem está perfectamente capacitado para escribir una buena historia sobre cualquier cosa, y ésta no es una excepción.
En cualquier caso no debe uno asustarse por los ejemplos citados, tras su máscara de cinismo hay mucha ternura en los cuentos y aunque la aproximación a los temas tratados sea gamberra de puro original, es una colección de cuentos para devorar de una sentada, no porque sea un libro relativamente corto, sino porque es francamente difícil dejar de leer.
̶ ¿Me juras amor eterno?
̶ Te digo amor. Jurar es dudar de antemano
Y bueno, sí, es cierto que gozó de cierta fortuna ese sobrenombre que le pusieron al autor, ya saben, “el Bukowsky de Malasaña” (Bukowsky, por cierto, también era perfectamente capaz de escribir una jodida historia de amor) pero les pido que vayan más allá y olviden esa sentencia de bondades publicitarias en un principio pero que a la larga puede ensombrecer la figura de este autor que merece ser leído por sí mismo, por su personalidad, su valentía y su talento, no por ser trasunto de nadie, por bien que suene o halagador que pueda resultar. Carlos Salem es uno de los autores actuales con más personalidad, al menos de los que yo conozca, y merece la pena tomarse la molestia de acercarse a él sin prejuicios, con la mente abierta y simplemente dispuesta a disfrutar.
Andrés Barrero @abarreror contacto@andresbarrero.es